Superando lo insuperable

LA ESCRITURA TERAPEUTICA

¿Cómo definirías la escritura terapéutica y en qué se diferencia de llevar un diario común?

La escritura terapéutica es una conexión profunda con tu voz interna. No es lo mismo que llevar un diario común, donde simplemente registras lo que hiciste en el día: “Me levanté, fui a yoga, llevé a mis hijos al colegio…”. Eso es solo un registro de eventos.

En cambio, la escritura terapéutica va más allá: es escribir sobre cómo te sientes, cómo te conectas con tus emociones, con tus deseos, con tus miedos y alegrías. Es un espacio sin juicio donde puedes escucharte de verdad.

Flannery O ́ Connor lo expresa perfectamente nombrado el libro de Rupi Kauer su libro: “Escribo porque no sé lo que pienso o siento hasta que leo lo que escribi”.

Escribir te ayuda a desbloquear emociones y a sorprenderte con lo que descubres en el proceso.

Cuando alguien te pregunta “¿Cómo estás?”, es fácil responder “Bien”, incluso cuando no lo estás. Pero si te tomas el tiempo para escribir, te obligas a ser honesta contigo misma. La escritura puede ser tu terapeuta y tu mejor amiga al mismo tiempo.

¿Cuáles son los principales beneficios emocionales y psicológicos de escribir para sanar?

Uno de los mayores beneficios es darte el tiempo para escucharte. Es como ir a terapia: cuando te das ese espacio, comprendes mucho más quién eres, cuáles son tus límites, tus deseos y tus logros.

Otro beneficio clave es que te ayuda a definirte frente al mundo. Cuando sabes quién eres y lo que sientes, no necesitas la aprobación de los demás porque te entiendes mejor y a lo mejor ya tienes la tuya.

Tus dudas sobre si eres suficiente se reducen cuando entiendes más sobre tus propias condiciones, porque tienes la oportunidad de darte más reconocimiento a ti misma.  Y lo mejor es que esta honestidad contigo misma termina inspirando a otros a hacer lo mismo. Todo empieza por ti.

¿Qué le dirías a alguien que siente miedo de escribir sobre sus emociones o que cree que “no sabe escribir”?

Lo primero es recordar que nadie más tiene que leer lo que escribes. No importa si tienes mala ortografía o si tu letra no te gusta. Lo que importa es la conexión contigo misma.

Escribo a mano porque creo que esa conexión es más profunda, pero si prefieres hacerlo en tu teléfono o computadora, está bien. Lo importante es que no lo veas como una tarea, sino como un regalo que te das.

Cuando algo se siente como una obligación, da pereza. Pero si lo conviertes en un ritual, en un momento tuyo, cambia por completo. Para mí, por ejemplo, escribir en la mañana con mi café no es algo que “tengo que hacer”, es algo que disfruto, como parte de mi día.

Descubrí esta rutina gracias a un libro que hablaba de las “Morning Pages”. Me encantó la idea y empecé a escribir cada mañana en un sofá frente al mar. Se convirtió en mi espacio sagrado, donde despejaba mi mente antes de que el resto del mundo despertara.

Después de un tiempo, escribir me dio tanto equilibrio que podía apoyarme a mí misma, No digo que la escritura reemplace el trabajo profesional, pero en mi caso, me ayudó a resolver mis problemas, aclarar mis deseos y mejorar mis relaciones. Me ayuda a entenderme antes de expresarme.

¿Podrías compartirnos una técnica sencilla para empezar a escribir de forma terapéutica?

Lo más importante es hacerlo fácil. No necesitas un gran tema, solo empezar con algo simple.

Una frase que siempre recomiendo es: “Aquí estoy ahora”.

Escríbela y sigue desde ahí:
“Aquí estoy ahora, escribiendo con mi café en la mano…”
“Aquí estoy ahora, sintiéndome un poco perdida pero dispuesta a entenderme…”

No importa si escribes tres palabras o cinco páginas. No te juzgues. Cada día es diferente, y cada versión de ti misma merece ser escuchada.

También ayuda crear un ambiente que disfrutes: para ti, una libreta que te guste, un horario que te funcione. Algunas personas prefieren escribir en su tapete de yoga, otras prefieren hacer en un lugar donde esten solas y tranquilas.

Lo importante es que sea un momento tuyo. Y recuerda: la escritura terapéutica no tiene reglas. Solo empieza y deja que las palabras te sorprendan.

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